Un amigo solía decirme que todo refrán tiene su «contrarefrán». Y acompañaba su afirmación de una retahíla de ejemplos. Del tipo, «A quién madruga, Dios le ayuda«, «No por mucho madrugar, amanece más temprano«. A mí siempre me llamó mucho la atención. Y, en la actualidad, suelo utilizar el símil para afirmar que «todos los estudios tienen sus contraestudios«.
Bueno, quizá no todos, pero en relación con la lectura he encontrado numerosos ejemplos. Especialmente en lo que se refiere a estudios relacionados con la lectura digital. Hace poco encontraba una nueva muestra. Y me parece interesante destacarlo porque si nos ceñimos a los titulares de los medios generalistas podemos hacernos una idea muy negativa de la práctica de la lectura digital.
En 2011 se difundieron los resultados de estudio que concluía que la lectura en dispositivos móviles dificultaba la compresión. La explicación a estos hechos fue que, al tener acceso a menos contenido, el lector tenía que hacer un mayor uso de la memoria. Y el nivel de compresión de los lectores que no podían afrontar este mayor uso de la memoria se deterioraba. Ahora, en cambio, el mismo equipo ha realizado un nuevo estudio que ha arrojado unos resultados muy diferentes.
En la investigación se ha contado con una muestra de 276 participantes que han leído diferentes artículos en dispositivos móviles y ordenadores. Los artículos variaban tanto en su temática como en su nivel de dificultad. Después de la lectura de cada artículo, los participantes respondieron algunas preguntas. El objetivo era medir su nivel de comprensión del contenido. Pues bien, no se han encontrado diferencias significativas en función del soporte.
¿Por qué el tamaño de la pantalla no influye en el nivel de comprensión lectora?
Las razones de estos hechos pueden ser muy variadas. Para empezar, los contenidos y los entornos de lectura no han sido los mismos. Y eso puede influir, obviamente. Hemos de tener en cuenta que los dispositivos móviles han mejorado sustancialmente sus funcionalidades para responder a los nuevos hábitos de consumo de contenidos de sus usuarios. Y que los contenidos se han ido adaptando a estas nuevas pautas de consumo.
Pero también hemos de tener presente que los participantes de este segundo estudio cuentan con seis años más de práctica de la lectura digital. Y quedaría por responder la pregunta de si los resultados habrían sido incluso mejores de haber podido elegir el dispositivo móvil de lectura. En cualquier caso, no nos olvidemos de que la alfabetización digital sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país.
Fuente: The Digital Reader.