Los filtros de colores pueden contribuir a la mejora de las habilidades lectoras de niños y niñas con dislexia.
Esto es algo que ya sabíamos. De hecho, los filtros verdes se patentaron en 1983. Y se vienen utilizando con niños con dislexia, autismo y TDAH. Pero un nuevo estudio viene a corroborarlo. Sus resultados han sido publicados en la revista Research in Developmental Disabilities. Y muestran un aumento en la velocidad de lectura de niños de 9 y 10 años con dislexia que utilizaron los filtros verdes en la práctica de esta actividad.
En la investigación participaron 18 niños con dislexia. Y otros 18 sin este problema de origen neurológico. Y se utilizaron filtros de colores amarillo y verde. Los participantes leyeron fragmentos de libros infantiles alternando la lectura sin filtro, con filtro amarillo y con filtro verde.
La tecnología de seguimiento ocular que se utilizó en el experimento detectó un descenso en la fijación de la mirada de 100 milésimas de segundo (de 600 a 500) en los niños con dislexia cuando utilizaban el filtro verde. Mientras que en los niños sin dislexia no se registraron cambios en la velocidad de lectura con los filtros.
Los investigadores consignan que la mejora del tiempo de lectura con el filtro verde puede deberse a cambios en el estímulo visual disponible para el procesamiento en el sistema nervioso central. Otros estudios han sugerido que los filtros reducen la excitabilidad de la corteza cerebral, superior en los disléxicos.
Los niños con dislexia necesitan fijar durante más tiempo la mirada sobre las palabras para comprender un texto. Por eso la velocidad de lectura es menor. Este tipo de filtros no los sitúa en la misma velocidad de lectura que los niños sin dislexia (400 milésimas de segundo). Pero sí la mejora considerablemente. Por lo que puede ser interesante valorar su uso.