Las búsquedas de “audio storytellers” han crecido en Pinterest en un 126%. Esta cifra sitúa a los audiolibros para lectores infantiles entre las tendencias de la plataforma para este 2019. Parece que le ha llegado la hora a este formato en la producción para público infantil y juvenil.
Una noticia estupenda. Lo que quizá no sea tan buena noticia es que los padres y madres les cedan la voz en la hora del cuento, tal y como se apunta en Fast Company. Que conste que soy muy fan de la tecnología. Los que me conocéis lo sabéis. Y estoy entusiasmada con todas las opciones que brinda para acercar historias a los niños y jóvenes. Y para enriquecer sus experiencias de lectura. De hecho, recientemente me hacía eco de una de las últimas noticias es esta línea. Pero no nos dejemos llevar por titulares con cierto toque sensacionalista, que nos sacamos de la manga para llamar la atención sobre los contenidos que elaboramos con tanto mimo para nuestros blogs.
¿Serán los dispositivos digitales los nuevos cuentacuentos del siglo XXI?
Pues, honestamente, espero que no. Al menos en según qué edades y en según qué porcentaje. El hecho de que la tecnología pueda contar cuentos no significa que sus efectos sean los mismos que los de la narración oral. Ni la realizada por profesionales ni la que pueden hacer padres y madres en momentos como la hora de ir a dormir. Por lo menos, no está probado.
Compartir lecturas de viva voz tiene unos efectos inigualables en la promoción del gusto por la lectura. Especialmente en el hogar, en la que incorpora un potente componente afectivo. Es interesante disfrutar de un audiolibro en familia, por supuesto, igual que compartir cualquier lectura. Además, es un formato óptimo para algunas situaciones como, por ejemplo, un viaje familiar. Y puede contribuir a la mejora de la competencia lectora y al desarrollo de habilidades básicas de comunicación.
Pero no deleguemos en la tecnología el completo desempeño de esta actividad porque es difícil que ofrezca los mismos resultados. Hoy por hoy lo que está demostrado es la efectividad de compartir acto de la lectura en persona y de viva voz. Leer pero también comentar la lectura para hacer aclaraciones, valorar el nivel de compresión. Y, sobre todo, hacer de esta actividad un momento de disfrute en familia. La lectura en casa, como en ningún sitio.