La lectura compartida es una práctica altamente recomendable en la infancia y en la adolescencia. Desafortunadamente, son muchas las familias que dejan de compartir lecturas cuando los niños y niñas empiezan a leer de forma autónoma. Apuntamos algunas ideas de cómo compartir lecturas a partir de este momento.
Recientemente revisamos los resultados de un informe en el que se ponían de manifiesto algunas ventajas de la lectura compartida. Desafortunadamente, hay una caída drástica en el porcentaje de familias que realizan esta práctica cuando sus hijos aprenden a leer. Os dejamos algunas ideas de cómo compartir la lectura a partir de ese momento.
Leer los libros que leen nuestros hijos y compartir impresiones es lo ideal. También es una gran idea participar en un club de lectura para padres e hijos. Pero no siempre se tienen estas opciones, por una cuestión de tiempo u otros condicionantes.
Lo que siempre podemos hacer es interesarnos por sus lecturas. Por las que les vemos hacer en casa, por las que traen del colegio… Hacerles preguntas sobre ellas les dará cuenta de nuestro interés y les ayudará a profundizar en su comprensión y análisis. Pero es importante tener en cuenta qué les preguntamos, cómo y cuándo lo hacemos.
Qué, cómo y cuándo preguntar:
Preguntar a nuestro hijo o hija qué está leyendo o cómo está esa lectura puede no conducir a una conversación significativa. Encontrar las preguntas adecuadas es clave. Os dejamos algunas ideas para tirarles de la lengua:
- ¿Dónde tiene lugar la historia? ¿Qué pasa? Si la historia hubiera tenido lugar en X país / planeta / escenario diferente, ¿qué crees que habría pasado?
- ¿Te caen bien los personajes protagonistas? ¿De cuál de ellos serías amigo o amiga en la vida real? ¿Por qué? ¿Qué te gustaría hacer con él o ella?
- ¿Cómo consiguen los personajes protagonistas superar el conflicto que se plantea en la historia? ¿Cuáles dirías que son las cualidades que les ayudan a ello?
- ¿Cuál es tu parte favorita de la historia? ¿Y cuál es la que menos te ha gustado? ¿Por qué? ¿Cambiarías algo de lo que pasa? ¿El qué?
- ¿Has aprendido algo que no sabías con la lectura? ¿Te ha suscitado curiosidad por algo? ¿Qué te ha inspirado la lectura?
El tono de las preguntas también hay que cuidarlo. Que no parezca que les estamos sometiendo a examen sino que estamos realmente interesados y que valoramos sus reflexiones y opiniones.
Y el momento en el que se hacen las preguntas también importa. Las comidas familiares o los viajes pueden ser una buena ocasión para ello. Pero habremos de probar para ver cuándo están más abiertos a hablar sobre sus lecturas.
Otros consejos para compartir lecturas:
- No abandonéis la lectura en voz alta. Podéis compartir una historia breve de forma oral o una lectura de mayor extensión que os lleve varios días, incluso semanas. Pero también una noticia del periódico, una receta, las instrucciones de un juego…
- Buscad tiempos y lugares para la lectura (no sólo para los libros, también para las canciones, las películas, las apps), si es posible, a diario.
- Haced de la lectura algo accesible, con un espacio para la biblioteca familiar, y divertido.
- No dejéis de acompañarlos a espacios vinculados con los libros y la lectura (bibliotecas, librerías…) y, una vez allí, animadlos a elegir sus lecturas e invitadlos a enseñároslas.
- Compartid con vuestros hijos vuestras lecturas, si no al detalle sí aspectos que creáis pueden ser de su interés y generar conversación.
¿Se os ocurren más ideas de cómo compartir la lectura en casa? Os invitamos a hacérnoslas llegar.