El vocabulario es la piedra angular de la compresión lectora. En este post apuntamos algunas ideas básicas para favorecer su adquisición a través de la lectura.
Recientemente hemos llamado la atención sobre el hecho de que para afianzar los hábitos lectores y contribuir a la construcción de un itinerario lector enriquecedor hemos de trabajar la compresión lectora de niños y jóvenes. Promover la lectura es fundamental, pero si queremos que los chicos sigan leyendo hemos de mantener la tensión entre el placer de disfrutar una historia y la exigencia que supone la lectura. Porque si se rompe la cuerda, evitarán la lectura por diferentes razones. Para empezar, porque tienen otros medios para disfrutar de historias. Pero también porque les resultará una actividad frustrante. Hace unos días compartíamos algunas claves para afianzar la compresión lectora. Hoy ponemos la mirada en el vocabulario, piedra angular de esta habilidad. El objetivo es aportar algunas ideas básicas para favorecer su adquisición y, por ende, la compresión lectora en casa y en otros espacios de educación no formal.
El vocabulario es la variable que mejor predice el desarrollo de la compresión lectora una vez los niños han aprendido a leer de forma autónoma. Los niños y niñas necesitan tener un vocabulario amplio para favorecer su comprensión de un texto. Pero también tienen que aprender a asociar diferentes contenidos al vocabulario. Por ejemplo: Mamá, ¿qué es un «pelele»? Un muñeco de trapo o de paja. Pero, si alguien le dice a otra persona «Eres un pelele» le está insultando, le está llamando «simple, inútil». Los niños aprenden mucho vocabulario de manera indirecta a través de la conversación. Por eso es importante fomentar esta experiencia en el entorno familiar o en otros contextos. Pero la lectura es nuestra gran aliada para el aprendizaje de vocabulario. Por ello, hemos de tenerla muy presente.
¿Cómo podemos favorecer la adquisición de vocabulario en las primeras edades a través de la lectura?
- Hay que leerles mucho para que vayan descubriendo palabras nuevas. Es muy recomendable, además, que las lecturas sean de tipología y géneros variados. También hay que releerles mucho para que se expongan a estas palabras nuevas más de una vez y las vayan incorporando a su vocabulario.
- Pero, además, hay que enseñarles palabras nuevas de forma explícita. En este sentido, podemos proporcionarles definiciones de las palabras nuevas durante la lectura o pedirles que sean ellos quiénes busquen las definiciones y nos las den, si ya se defienden un poco con la lectura. Y jugar, después, a buscar sinónimos (o antónimos). También proponerles que representen términos nuevos en dibujos o con gestos. Además, podemos preguntarles qué les sugieren, qué les recuerdan…
- Si queremos dar un paso más allá en la adquisición de vocabulario. Podemos, por ejemplo, promover que utilicen los términos nuevos que más les han gustado en una historia nueva de factura propia (oral o escrita). O jugar a ver qué pasa en la historia si sustituimos algunos términos por sus antónimos o por palabras similares pero con diferentes matices (caminar, correr).
¿Se os ocurren más ideas para favorecer la adquisición de vocabulario a través de la lectura? Os invitamos a hacérnoslas llegar.