Emily Hanford reflexiona en el periódico The New York Times sobre por qué no damos con la clave de la enseñanza de la lectura.
Prácticamente todos los niños y niñas pueden aprender a leer si se tienen en cuenta las claves para el aprendizaje de la lectura que ha desvelado la ciencia. Entonces, por qué no damos con ellas. Para Emily Handford, el problema es que los docentes no conocen muchos de estos descubrimientos científicos. O, si los conocen, en algunos casos nos los aplican porque no les resultan convincentes.
En su reflexión para The New York Times, Hanford advierte sobre este hecho. Y desgrana los inconvenientes de algunos métodos de aprendizaje de la lectura que no tienen presentes los descubrimientos de la ciencia. Tal y como apunta Handford, las evidencias científicas pueden ayudar a ajustar más los modos en que se enseña a los niños y niñas a leer y no se pueden obviar.
El aprendizaje de la lectura no es un proceso natural. Para convertirse en lectores, los niños y niñas necesitan aprender palabras. Tiene que saber cómo se pronuncian y conocer la relación entre su pronunciación y su representación para poder escribirlas. Es decir, necesitan una instrucción fonética explícita y sistemática. Y no es viable enseñar a leer, sencillamente, leyendo -de forma natural, como se aprende a hablar.
Como en todo, hay corrientes a favor y en contra de cada uno de los método disponibles. Lo que es seguro, como avanzábamos, es que las evidencias científicas pueden ayudar a optimizar los métodos de aprendizaje de la lectura. Por tanto, es fundamental que los docentes o cualquier otro responsable de la alfabetización de niños y niñas se interesen por conocer los resultados de los últimos estudios sobre aprendizaje de la lectura que se han realizado desde los entornos académicos.
