Hoy hablamos sobre lecturas digitales animadas e interactivas para dar los primeros pasos en el aprendizaje de la lectura.
Cuando un adulto responde de manera confiable, rápida y precisa a las vocalizaciones de un niño contribuye al desarrollo de sus capacidades cognitivas y lingüísticas. La lectura compartida es una actividad que promueve este tipo de interacción. Y contribuye a mejorar la adquisición del lenguaje y el aprendizaje de la lectura. La conversación con el adulto durante los actos de lectura compartida, cuando éste agrega información, hace preguntas de seguimiento, subraya contenido relevante de la historia…, contribuye a sentar las bases de la alfabetización. ¿Pueden las lecturas digitales animadas e interactivas ofrecer los mismos resultados?
Las primeras experiencias de lectura de los niños y niñas en la era digital.
En la era digital, las primeras experiencias de lectura de los niños y niñas no se no se limitan al papel. Muchas se realizan en soporte digital y se han comparado las interacciones que promueven los contenidos digitales que incorporan elementos interactivos (efectos de sonido, animaciones…) a las que efectúa un adulto co-lector. A menudo, se ha encontrado que este tipo de elementos interactivos no producen unos efectos en el aprendizaje de los más pequeños equiparables a la capacidad de respuesta contingente proporcionada por los co-lectores adultos. Estos elementos interactivos pueden desviar la atención de los niños de los aspectos más relevantes de una historia. No obstante, como “todo estudio tiene su contraestudio”, hoy comienzo el año retomando el dilema entre la P de papel y la P de pantalla, que tanto juego ha dado, haciéndome eco de un estudio que concluye que las animaciones de las lecturas digitales pueden favorecer el aprendizaje de la lectura.
En el marco de esta investigación se llevaron a cabo una serie de experimentos con niños de entre 3 y 5 años usando libros impresos, eBooks y lecturas en formato app. La muestra estuvo constituida por 35 niños y niñas de estas edades. En los experimentos se compararon los resultados de comprensión y de memorización de la lectura en voz alta de un cuento impreso con los correspondientes a la lectura de estos cuentos en formato digital con animaciones que promovían la interacción del lector. También se compararon los resultados de comprensión y de memorización de la historia leída en formato digital con animaciones y sin animaciones.
Historias en papel, en eBook y en formato digital animado e interactivo.
El estudio determinó que los niños y niñas que leyeron un libro impreso recordaban un 47% de lo que habían leído. En el caso de los libros digitales con animaciones, el porcentaje subió hasta un 60%. El coautor del estudio, el profesor asociado de psicología en la Universidad Carnegie Mellon Erik Thiessen, explica este fenómeno con un simple ejemplo:
“Pongamos que leemos la palabra «gato». Una persona que ya sepa leer o que, en su defecto, tenga mejor comprensión lectora asociará esta palabra a una serie de imágenes de gatos en su cabeza a la hora de leerla. Una persona que no sepa leer o que esté aprendiendo no hará esta asociación. Por lo tanto, podría intentar descubrir qué significa «gato» en lugar de comprender el papel de ese gato en una historia.”
Si bien es cierto que la lectura compartida de libros es fundamental, especialmente en edades prelectoras. Y aunque hay tener presente que el soporte no es la clave en relación con los niños y la lectura. También es interesante confirmar que las lecturas digitales animadas e interactivas pueden ser un gran aliado. Por ejemplo, para que los niños y niñas que no cuenten con una figura humana con la disfrutar de la lectura compartida puedan dar sus primeros pasos en el aprendizaje de la lectura.
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Imagen de andrii Sinenkyi en Pixabay.
