Un nuevo estudio de ERI-Lectura afirma que los universitarios se distraen más cuando leen en digital bajo presión temporal.
Este estudio de ERI-Lectura exploró la influencia de los medios de lectura y el marco temporal de lectura en la atención de los universitarios a la hora de leer un texto. También midió la calibración metacognitiva y la comprensión lectora. Tanto en papel como digital.
En la investigación participaron 150 estudiantes universitarios bajo diferentes medios de lectura (impresos vs digitales) y marcos de tiempo de lectura (tiempo libre vs bajo presión). Los participantes fueron asignados al azar a una de las diferentes condiciones experimentales.
Se utilizó un extenso texto sobre aprendizaje humano e inteligencia artificial que constaba de 3.010 palabras distribuidas en cuatro páginas. En la condición de lectura impresa proporcionaron a los lectores el artículo en la revista de papel. A su vez, en la condición de lectura digital les dieron su versión en PDF para su lectura en un ordenador de escritorio.
Se midió la ‘deambulación mental’ de los lectores mientras leían, la predicción del rendimiento en una prueba de comprensión y su comprensión del texto.
El estudio tenía como objetivo replicar el efecto de inferioridad de la lectura digital bajo las restricciones de tiempo, así como arrojar luz sobre la explicación de dicho efecto.
Los resultados muestran que leer en pantalla bajo presión temporal conduce a una lectura de menor atención. Particularmente, cuando la tarea exige un procesamiento eficiente de la información.
Los lectores que leen en formato impreso deambulaban menos mentalmente por la presión que por el tiempo. Esto indica una mayor adaptación al formato impreso.
Es decir, los resultados apoyan la hipótesis del procesamiento de información superficial cuando se lee en la pantalla con limitaciones de tiempo.
Según los investigadores del estudio, a la luz de estos resultados hay escenarios educativos donde se debe evitar la lectura en pantalla.
Por ejemplo, hacer exámenes en pantalla podría evitar que los estudiantes demuestren por completo sus conocimientos y habilidades. Esto se debe a que pueden tener dificultades para ajustar su enfoque de atención a su máximo potencial.
De este modo, consideran que los textos impresos son más apropiados cuando se trata de una lectura en profundidad, especialmente con textos extensos.
En este sentido, añaden, los sistemas educativos deben ser especialmente cautelosos con las campañas recientes que apoyan un cambio completo de los libros de texto impresos a los digitales.
No obstante, defienden la necesidad de que los planes de estudio académicos incluyan la formación en el uso adecuado de los dispositivos digitales como herramientas de aprendizaje para que los estudiantes se beneficien plenamente de ellos.
Desde este espacio, recordamos la importancia que tiene la formación en habilidades para la lectura digital. Algo que se ha hecho prácticamente imprescindible estos últimos meses. Hay que contribuir a que niños y jóvenes tengan, como poco, las mismas habilidades para la lectura digital que tienen para la impresa.
Fuente: Science Direct.
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