En el Pabellón Infantil de la Feria del Libro de Madrid, los niños se relacionan con las lecturas de muy diferentes formas. A través de un post en su blog, conocemos una taxonomía definida como «nada científica» que analiza su comportamiento.
- Los compulsivos, que recorren estantería tras estantería, libro tras libro, sin detenerse en ninguno, y que, agotados tras una búsqueda con resultados aparentemente infructuosos, concluyen que leer los aburre.
- Los indecisos, que escogen varios libros con entusiasmo y los exploran, pero no se deciden por ninguno en concreto. A veces, repiten la operación pero los resultados son, de nuevo, insatisfactorios.
- Los de ideas fijas, que entran en el pabellón sabiendo lo que quieren: un título, un tema, un género, un personaje… No se conforman con nada más y se mantienen alerta hasta que encuentran lo que buscan.
- Los inconformistas, que no aceptan las lecturas que otros han elegido para ellos, y finalmente se detienen en una encontrada al azar que se convierte en su favorita.
Basándose en esta clasificación, Txetxu Barandiarán en su blog Cambiando de tercio ~ pero intentando no perder el rumbo… ha realizado un «ejercicio» de traslado al mundo adulto y a su comportamiento en la librería, que podéis leer en el siguiente enlace.
Ambas son la excusa perfecta para rescatar y compartir a través de este espacio una acertada y divertida clasificación de los jóvenes que acuden a las bibliotecas, que ha sido elaborada por el especialista Lorenzo Soto, basada en una propuesta del profesor e investigador José Antonio Gómez.
Esta taxonomía, que reproducimos a continuación, forma parte de los contenidos del curso Jóvenes, lectura y bibliotecas en el momento actual.
- Los buscadores de novedades, que merodean por la biblioteca en busca de los expositores de novedades a la espera de encontrar obras recién llegadas.
- Los especialistas, que poseen un gusto muy definido, y no cesan hasta casi agotar todas las obras disponibles en catálogo sobre un determinado tema, autor…
- Los ojeadores, que están atentos a los expositores de novedades pero no tienen gustos definidos por lo que se guían por el atractivo de las portadas.
- Los que necesitan compartir, principal arteria que nutre los clubes de lectura y otras actividades similares.
- Los estudiosos, que buscan la ayuda de los bibliotecarios para resolver las dudas de sus tareas escolares, y suelen caer en la «tentación” de llevarse alguna de las propuestas que están expuestas a su alrededor.
- Los relaciones sociales, que visitan la biblioteca, fundamentalmente, en vacaciones (cuando disponen de tiempo libre) o con motivo de eventos concretos (encuentros con autor, talleres…).
- Los de fin de semana, que sólo disponen de este momento para hacer uso de los servicios que la biblioteca pone a su disposición.
- Los exiliados voluntarios de los libros, bien conocidos por el bibliotecario, que con determinada edad desaparecieron de la biblioteca y que ahora acuden esporádicamente acompañando a alguien.
- Los zampalecturas, grandes lectores, usuarios del préstamo en todos los soportes, aquellos con los que el bibliotecario puede experimentar con recomendaciones de todo tipo de lecturas.
- Los cibernéticos, que aprovechan que la biblioteca dispone de Internet y Wifi gratuitos para navegar por la Red, consultar su correo y, muy especialmente, conectarse con sus semejantes a través de las redes sociales.
Estos son sólo algunos de los muchos tipos de lectores que hay, ¿queréis añadir alguno?
Buenos días, supongo que el pequeño modelo que encabeza este post está clasificado como «zampalecturas», identifico cada uno de los perfiles y me parece curioso reconocerme en varios de ellos según el momento de mi vida, de igual forma me sucede con cada uno de mis hijos que según van creciendo cambian su comportamiento lector y abren miras para dejarse llevar por una oferta más amplia de libros, en los primeros años suelen ser fieles a un personaje. Muchas gracias por esta reflexión que hace reflexionar.
Un saludo.
Gracias a ti, Silvia, por compartir tus vivencias y las de tu familia. En cierto modo, lo que más nos saca la sonrisa de esta acertada y divertida clasificación es vernos reflejados (a nosotros mismos y a los nuestros) en todos o casi todos los tipos de lectores dependiendo del momento de nuestra vida 😉