Llegan las vacaciones escolares y muchos padres y madres buscan distintas posibilidades para enriquecer el tiempo libre de sus hijos. La lectura está en la lista de actividades que muchas familias proponen a sus hijos estos meses, por lo que nos ha parecido de especial interés recoger algunas recomendaciones para reforzar el insustituible papel de la familia en el desarrollo de los hábitos lectores de sus hijos.
¡Atención, padres y madres!
Cuanto antes se introduzca la lectura, mejor. Desde el vientre materno, afirman muchos expertos. Los bebés se relacionan con los libros a través de los sentidos: la vista, el olfato, el tacto, incluso, el gusto, en su contacto físico; el sonido de su lectura en voz alta.
Pero el lector no nace, se hace, a través de la práctica, la constancia y el contacto con buenas historias; sin obligaciones, ni exigencias, sino de forma espontánea, natural, entusiasta, como algo que se disfruta durante el tiempo de ocio: leyendo un cuento en familia, pero también la receta de su bizcocho favorito, las instrucciones de un juguete nuevo…
Por ello, os sugerimos que busquéis tiempos y lugares para la lectura (no sólo para los libros, también para las canciones, las películas, las apps), si es posible, a diario, cualquier excusa es buena para leer; hagáis de la lectura algo accesible, con un espacio para la biblioteca familiar, y divertido; también os recomendamos que compartáis lecturas en familia y tengáis muy presente que sois el modelo de vuestros hijos; que visitéis espacios relacionados con el mundo del libro: bibliotecas, librerías, ferias…
En relación con estas últimas (las ferias), y como complemento a estas recomendaciones, compartimos con vosotros algunas ideas que nos llegan a través de un post publicado en el blog anatambana literatura infantil, de la especialista en literatura infantil y autora Ana Garrallón, con una dilatada experiencia en el ámbito de la promoción de la lectura.
Las restricciones presupuestarias son una realidad, y son muy razonables, independientemente de que sean obligadas, pero si una familia está habituada a llenar una «hucha» para las vacaciones, para las fiestas… ¿por qué no hacerlo también para cuando lleguen celebraciones librescas como las ferias del libro? Ir a una feria con ánimo de comprar libros hará que la experiencia sea mucho más excitante, y nunca será un gasto que dé mala conciencia.
Los niños deben elegir algunas de sus historias. Es importante dejar en ellos esa responsabilidad y hacerlos conscientes de ella. A veces harán elecciones más arbitrarias, otras veces más meditadas, pero eso les enseñará y, en muchos casos, será la forma de que aprendan que dejarse asesorar por sus padres es muy útil muchas veces. Sin embargo, a veces, tienen que elegir los adultos, que cuentan con más recursos y capacidades para hacerlo; esto es especialmente importante con los más pequeños.
A los niños, al igual que al resto de lectores, les gusta volver a algunas historias; muchas, incluso, los adultos las hemos guardado para compartirlas con ellos. Puede que el niño tenga esas historias a su disposición en el colegio o en la biblioteca pero si tiene un especial interés por ellas es importante tenerlo en cuenta e intentar que formen parte de la biblioteca familiar. En este sentido, también hay que tener presente la posibilidad de que quiera releer historias por debajo de su nivel, dejadles hacerlo.
Como complemento a estas informaciones, os invitamos a leer y compartir dos posts publicados recientemente en este espacio. El primero recoge una simpática clasificación de los lectores niños y jóvenes; el segundo ofrece una pequeña explicación sobre cómo aprenden los niños a leer.