Los adolescentes leen y lo hacen con pasión y sin prejuicios. Su forma de hablar es distinta, su forma leer también puede ser diferente, pero que no nos confunda verlos continuamente delante de una pantalla, porque puede que estén leyendo una gran novela.
Existe una idea generalizada de que los adolescentes se pasan el día delante de sus teléfonos móviles y no leen. Sin embargo, muchas encuestas catalogan a los jóvenes como ávidos lectores y los sitúan entre las franjas de edad con mayores índices de lectura. Una de la razones es que estar delante de una pantalla no está reñido con la lectura.
Ejemplo de ello es el arrollador e incuestionable éxito de la plataforma de lectura Wattpad. De sus cuarenta millones de usuarios al mes, la mayoría son adolescentes. Muchos de los cuales aseguran que, gracias a esta plataforma, han descubierto a autores noveles pero también a clásicos de la literatura. Otro ejemplo son los eventos que giran en torno al encuentro de los autores con sus lectores. Multitud de jóvenes se acercan a estas citas y muestran un gran entusiasmo al encontrase delante de su autor o autora favorito y tener la oportunidad de conversar con él o ella o de conseguir su firma.
Entonces, si los jóvenes leen y se motivan y emocionan con muchas obras y con muchos autores, ¿qué debemos pensar cuando esto no se refleja en otros entornos como el aula? Una cuestión clave es la selección.
Los jóvenes no tienen prejuicios a la hora de acercarse a la lectura. Les gustan distintos tipos de obras y autores, se mueven con facilidad de un género a otro, y pueden leerse desde la última éxito del escritor más popular a una novela clásica. Los jóvenes leen de todo y en cualquier lugar. Leen y también escriben. Pero no utilizan tanto los espacios asociados tradicionalmente a la lectura: el sofá, la cama… Los materiales de lectura (en soporte impreso y en soporte digital) deben tener unas características que permitan su disfrute en situación de movilidad (en el metro, el autobús).
Los jóvenes de hoy, además de lectores de papel, son espectadores, internautas, usuarios. De hecho, esta franja de edad es la que mayores porcentajes recoge en los informes sobre uso de Internet y presencia en redes sociales. Casi todos los jóvenes españoles se conectan a diario a la Red, en su mayoría más de una vez al día, y un gran porcentaje de ellos está en línea “casi constantemente” gracias la generalización de los smartphones. Debemos tener muy presentes estos nuevos hábitos de consumo de contenidos a la hora de promover la lectura porque es muy posible que cuando vemos a un joven mirando la pantalla de su móvil esté inmerso en una interesante lectura.