Niños que juegan con el smartphone de sus padres en una cafetería, que ven dibujos en una tablet mientras viajan… Hoy son muy comunes las imágenes de niños y jóvenes conectados.
En muchos casos, sobre-conectados. Es una realidad que es necesario analizar para ver sus implicaciones. Por ello, hoy nos hacemos eco de un estudio que aborda los usos que hacen los niños y los jóvenes de la Red y cuál es su actitud hacia ella.
Según el informe Global Kids Online, los niños acceden a Internet fundamentalmente en casa y a través de dispositivos móviles, especialmente smartphones. Este soporte es muy flexible y favorece la intimidad y la personalización de la experiencia de consumo de contenido. Pero no es el soporte más adecuado para según qué contenidos, ni el más cómodo para acompañar a los pequeños. La autonomía que les proporciona, además, puede entrañar riesgos si los usuarios no están formados.
Más allá del ocio, Internet es fuente de conocimiento para los niños. La mayoría afirma aprender algo nuevo en la Red cada semana. Lo que suscita más dudas es si tienen capacidades para localizar información de calidad, o si se quedan con lo primero que encuentran. La edad del usuario supone diferencias en este sentido. Los más pequeños se muestran más inseguros que los más mayores. Esto también es aplicable a su conocimiento de las cuestiones de privacidad en la Red.
Los chicos utilizan la Red como espacio de interacción social. Y hay diferentes cuestiones que los preocupan. Entre ellas, las estafas, los anuncios pornográficos, los comportamientos hirientes, las noticias o imágenes desagradables, las situaciones de discriminación o acoso, incluido el acoso sexual por parte de extraños. Y es que, aunque prefieren relacionarse con amigos, los hay que conectan con desconocidos. Son una minoría pero no deja de ser una práctica de alto riesgo. También les preocupan las personas que comparten demasiada información personal. En general, cuando surge algún problema recurren a amigos y, en segundo término, familiares.