El binomio de la tecnología y la educación constituye una auténtica transformación en la forma de enseñar y aprender que los profesionales valoran positivamente.
Son numerosas y de muy diversa índole las aplicaciones de la tecnología en el sector educativo. A continuación, enumeramos algunas de las más interesantes y las más valoradas de este binomio:
- Disponibilidad de información precisa y detallada del seguimiento y aprovechamiento de la formación por parte del alumnado. Gracias a los datos que recopilan y ofrecen las aplicaciones y las plataformas educativas, los docentes cuentan con gran cantidad de información que pueden procesar y utilizar de forma segura a la hora de concebir y guiar sus explicaciones en el aula y la actividad curricular.
- Posibilidad de personalización del itinerario de aprendizaje del alumnado. Precisamente, todo el tracking del proceso de consulta de contenidos y desarrollo de actividades permite a los docentes personalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje, de tal forma que cada alumno pueda avanzar en función de su evolución y de sus aprendizajes, marcando su propio ritmo; y que pueda acceder a distintos tipos de contenidos en función de su perfil, y elegir las estrategias que mejor le funcionen.
- Disponibilidad de herramientas para alumnos con necesidades especiales. En la actualidad, los profesionales del sector cuentan con infinidad de herramientas y aplicaciones diseñadas para estudiantes con necesidades especiales dentro del ámbito académico. La tecnología ofrece al conjunto de la comunidad educativa nuevos canales de comunicación que en el caso de este tipo de alumnado puede constituir una forma de hacerlo de manera más efectiva, y fomentar la integración y la participación.
- Posibilidades ampliadas de interconexión con otros profesionales del ámbito educativo con motivaciones e intereses afines. Gracias a las redes sociales especializadas, los diferentes profesionales del sector pueden compartir inquietudes, conocimientos y experiencias de forma global, y encontrar soluciones con un mayor nivel de eficacia y de una forma más rápida; así como trazar un intinerario de autoformación propio, que les permita mantenerse actualizados de forma permanente.
¿Te gustaría añadir alguna idea en torno a este binomio?