La hiperficción explorativa está en el punto de mira de las nuevas plataformas de distribución de contenidos, ¿serán, al final, los lectores los que decidan si los protagonistas comieron perdices o no?
La expresión «fueron felices y comieron perdices» ha terminado muchos cuentos a lo largo de la historia de la literatura infantil. ¿Por qué perdices? Pues dicen por ahí que en la corte de Catalina de Medicis la carne de perdiz se consideraba buena para despertar el deseo sexual. Y en la de Margarita de Valois, el astrólogo de palacio afirmaba que, para asegurarse el amor de la pareja, había que cazar una perdiz del sexo opuesto y sacarle el corazón. Lejos de teorías de índole amatoria, con matices truculentos o no, el final de los cuentos, hasta ahora, lo ha puesto su autor. Las nuevas tecnologías vienen a desafiar este hecho.
A ver, no es algo que venga de la mano de las tecnologías de última generación. La hiperficción explicativa, más conocida como historias de «elige tu propia aventura», hace tiempo que se está presente en los catálogos de algunas editoriales. Pero sí que es cierto que la tecnología abre a los creadores un nuevo abanico de posibilidades. Hace tiempo hemos comentado en este espacio algunos ejemplos en esta línea. Aplicaciones que utilizando este mecanismo ofrecían a los lectores múltiples itinerarios de lectura. Y, por ende, varios finales. Si bien, en los últimos meses ha habido movimientos interesantes en torno a este tema.
El gigante Netflix avanza en la carrera por ofrecer contenido personalizado a los usuarios de su servicio.
No es la primera vez que este servicio apuesta por este formato. Pero el éxito de Bandersnatch parece que ha sido el verdadero detonante. Las consecuencias no se han hecho esperar. Y recientemente, polémicas a parte, hemos tenidos noticias del sector editorial sobre el lanzamiento de propuestas en esta línea. Así, Alexa podrán voz a los títulos de la colección “Elige tu propia aventura” de Capstone. Los lectores podrán seleccionar diferentes rutas narrativas dentro de cada historia a través de simples comandos de voz. Y la lectura les brindará diferentes posibilidades argumentales y múltiples finales.
El movimiento de Capstone no sólo tiene que ver con esta fórmula narrativa. En él, entra en juego también el formato audio, en pleno auge en el sector editorial. Y, en todo caso, el aumento exponencial de consumo de contenidos a través de dispositivos móviles. Un hecho que los convierte en un canal de enorme interés para el fomento de la lectura entre el público de todas las edades. Pero, en especial, entre el público infantil y juvenil. Las plataformas de distribución de contenidos ya se están preparando. Es el caso de Storytel, que ha desarrollado funcionalidades especiales.
Netflix va a seguir apostando por este formato. Lo que está por ver es si habrá más editores que lo hagan (o que innoven, en general). Nos mantendremos atentos. E iremos viendo el debate que suscita. Si los personajes comieron perdices u otro manjar. Y qué implicaciones puede tener este hecho para los diferentes agente de la cadena de valor de la lectura.