La pandemia ha puesto a prueba a la educación y nos hecho plantearnos cómo será en los próximos años.
Si ha habido un momento en el que las circunstancias nos hayan hecho replantearnos cómo será la educación en el futuro ha sido el 2020. Y, entre otras cosas, ha motivado que pensemos en desarrollar sistemas ágiles de educación y planificaciones para futuras crisis.
La OECD (Organisation for Economic Cooperation and Development) ha hecho un análisis sobre el futuro de la escolarización y sobre cómo preparar nuestros sistemas educativos para el futuro. El primer paso es la modernización. Se trataría del escenario en el que estamos ahora, donde la escuela digital está cada vez más presente. No obstante, aún se basa más en un método para recrear contenidos y pedagogías existentes en lugar de revolucionar la enseñanza y el aprendizaje.
Por tanto, se plantea la necesidad de un paso más allá, el de la transformación. Esto supondría replantear los espacios donde se produce el aprendizaje. Y utilizar múltiples espacios físicos y virtuales tanto dentro como fuera de las escuelas. La transformación también pasa por la personalización, junto a una pedagogía habilitada por tecnologías de vanguardia. Todo se basa en una mayor flexibilidad, a la vez que se integran en la educación aspectos como las necesidades sociales, el trabajo práctico y la expresión creativa.
La OECD también plantea un escenario en el que las escuelas podrían desaparecer por completo. Este cambio vendría de la mano de la inteligencia artificial, realidad virtual y aumentada. y permitiría evaluar y certificar conocimientos, habilidades y actitudes en tiempo real.
Este último escenario es muy radical. El futuro de la educación presumiblemente estará en una combinación de escenarios posibles. Además, es probable que sea muy diferente en distintos lugares del mundo. En cualquier caso, estas visiones de futuro exponen nuevas herramientas para explorar las consecuencias posibles de los cambios. Tenerlas presentes ayudará a fijar los objetivos y funciones de la educación, su organización y estructura.
Como señala el artículo, “pensar en el futuro requiere imaginación y también rigor”. Por tanto, no se trata de elegir o desechar una opción en el cambio educativo. Se trata, más bien, de tener los posibles escenarios presentes como una llamada a la acción. Adelantarnos antes de que otra futura crisis subraye mayores brechas y desafíos difíciles de superar por todos.
Fuente: WeForum.
Imagen de Julia M. Cameron en Pexels.