Los niños están creciendo rodeados de dispositivos móviles. Aún así, todavía son muchos los padres y madres que no reportan su uso cuando se les pregunta sobre ello. Y cuando lo hacen, la mediación suele ceñirse a conceptos como el control y la restricción.
En Portugal se han analizado estos hechos. Para ello, se han revisado los resultados de una encuesta llevada a cabo en el año 2016 que evidencia esta realidad. Así como las conclusiones de un estudio cualitativo complementario realizado a veinte familias. Los contenidos del informe «Creciendo entre pantallas» (“Crescendo entre Ecrãs”) son de sumo interés. Y fácilmente extensibles a otros contextos geográficos como, por ejemplo, el nuestro.
Según la citada encuesta, sólo un 38% de los progenitores afirmó que sus hijos utilizaban dispositivos digitales. Si bien, es un hecho que los niños tienen un papel activo en relación con los medios digitales que interesa considerar. Bien por exploración autónoma, o bien por imitación de sus mayores. Y hay que acompañarlos para que éste se ajuste a un desarrollo psicosocial sano. A raíz de este porcentaje, se llevo a cabo el mencionado estudio cualitativo en veinte familias cuyos hijos acceden a medios digitales centrado en sus competencias digitales.
El estudio ha puesto de manifiesto cómo los adultos mantienen una relación compleja e incluso, a veces, contradictoria con la tecnología. Y esta se refleja en sus prácticas parentales. Por una parte, buscan retrasar el acceso de sus hijos al mundo digital. Y tienen, incluso, dificultades para reconocer sus competencias digitales de forma inmediata. Pero, por otro lado, en cambio, hay un reconocimiento de los beneficios que encuentran en el uso de las pantallas táctiles. Y este va más allá de las habilidades operativas. Estos hechos afectan a la relación de los niños con la tecnología.
Fuente: Rede de Bibliotecas Escolares.