Los libros electrónicos han encontrado su lugar entre las preferencias de muchos lectores y lectoras adolescentes, pero también los hay que prefieren leer según qué obras en formato papel.
Muchos jóvenes prefieren el formato papel al formato digital para determinadas lecturas. Su elección la defienden apelando a diferentes aspectos muy comunes entre los defensores del papel, entre los que nos ha parecido que destaca la argumentación que avala uno de ellos en concreto: poder realizar anotaciones en los márgenes.
Es habitual que los lectores subrayen algunas citas, dejen marcas, preguntas o comentarios de todo tipo sobre la marcha su lectura. Realizar anotaciones en los márgenes constituye para muchos lectores jóvenes una conexión más profunda, íntima e individual con la historia. El libro deja de ser solo el medio en el que el escritor decide contar una historia para convertirse también en el continente de las reacciones que la historia generó en su lector.
Además, los lectores jóvenes sostienen que cuándo vuelven a tener entre las manos un libro en formato papel que ya han leído, las notas, los garabatos, les permiten rememorar el momento en el que estuvieron leyendo esa historia: en un medio de transporte, si las notas están escritas con una caligrafía temblorosa o si encuentran un billete de tren o de metro entre sus páginas; en plena naturaleza si se encuentran con restos de arena o alguna hoja.
Estas sensaciones, estos sentimientos, estas experiencias que rodean, complementan y enriquecen el acto de lectura vuelven a su mente cuando tienen el libro en formato papel de nuevo entre sus manos, por lo que para según qué lecturas los jóvenes prefieren este soporte al formato electrónico, que eligen para el consumo de otro tipo de contenidos. Tal y como ya hemos comentado en este espacio, los jóvenes leen y lo hacen con pasión y sin ningún tipo de prejuicio… en papel y en digital.
Fuente: Mashable.