El último Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM) llama la atención sobre las desigualdades educativas evidenciadas durante la actual pandemia.
Naturalmente, el problema de la desigualdad en la educación es anterior a la pandemia provocada por el COVID-19. Se calcula que cerca de 12 millones de niños y jóvenes de América Latina y el Caribe ya estaban excluidos de la educación antes de la pandemia. La pobreza es el principal obstáculo para el acceso a la educación, apunta el informe. Si bien, el 40% de los países del mundo no ha ofrecido apoyo a sus estudiantes en situación de riesgo durante la crisis del COVID-19, según este informe de seguimiento.
Los sistemas educativos no se están adaptando a sus necesidades. Por esta razón, uno de cada cuatro estudiantes de 15 años de edad en todo el mundo declara sentirse como un extraño en la escuela. La segregación socioeconómica también es un factor de exclusión. La mitad de los estudiantes de Chile y México tendrían que ser reasignados a otras escuelas para lograr una mezcla socioeconómica uniforme. Por otra parte, el 42% de los países tienen leyes que exigen que los niños con discapacidades sean educados en entornos separados.
Solo siete países de la región reconocen el lenguaje de señas como idioma oficial. Los estudiantes con necesidades especiales suelen necesitar infraestructura y materiales adaptados. Pero únicamente el 29% de las escuelas ha hecho los cambios necesarios.
La conclusión es que menos del 10% de los países cuenta con leyes que ayudan a garantizar la plena inclusión en la educación. Las creencias discriminatorias de los padres forman, además, una barrera para la inclusión. Por ejemplo, alrededor del 15% de los padres en Alemania y el 59% en Hong Kong, China, temen que los niños con necesidades especiales perturben el aprendizaje de los demás.
Según este informe, los docentes necesitan y desean recibir formaciones sobre inclusión. Una cuarta parte de los maestros de 48 países afirma que desea recibir más capacitación sobre la enseñanza de estudiantes con necesidades especiales. Si bien, hay países que están manifestando un avance en materia de inclusión educacional. Resaltan los casos de Malawi, Cuba, Ucrania, Gambia, Nueva Zelandia y Samoa. Además de emplear a profesores itinerantes para llegar a poblaciones desatendidas, están formando centros de recursos para distintos establecimientos y permitiendo que las escuelas ordinarias reciban a niños con casos especiales.
Según el director del Informe GEM, Manos Antoninis, “el COVID-19 nos ha dado una verdadera oportunidad de repensar nuestros sistemas educativos.” Esperemos que se aproveche.
Fuente: UNESCO.