En general, cuando se habla de lectura, se piensa en narrativas textuales. Pero las narrativas visuales, como las novelas gráficas y los cómics, también son un gran medio para adentrarse en la lectura. Especialmente, en esta “era visual” por excelencia. Además, leer cómics activa el cerebro.
Los humanos son 60.000 veces más rápidos en el procesamiento de información visual que en el de información textual. Quizá por eso, hoy en día, los memes, más allá de la broma visual, han sido tan bien aceptados como modo de comunicarse. Según el teórico del cómic Dale Jacobs, los cómics y las novelas gráficas cuentan historias sofisticadas a través de señales multimodales que estimulan procesos similares al mapeo del cerebro humano del mundo que lo rodea. Las combinaciones de palabras, imágenes, color, diseño espacial, canales, efectos de sonido, composición de paneles, lenguaje corporal y expresiones faciales se utilizan para transmitir significado. Estos paneles complejos crean un lenguaje visual que activa directamente los mismos procesos cognitivos que la comprensión de texto más avanzada. Con ello, se logra una representación rica y multidimensional de la información presentada. En otras palabras, leer cómics activa el cerebro.
Neil Cohn, otro teórico de los cómics, señala que los cómics pueden servir como una ayuda para el aprendizaje muy poderosa y efectiva. Cuando leemos cómics, interpretamos simultáneamente una gran cantidad de información visual, como el entorno, el estado de ánimo, el tiempo, la emoción, el diálogo y la acción. El cerebro funciona, por tanto, de un modo diferente a cuando leemos textos. Por otra parte, Barbara Tversky, científica cognitiva, apunta a que el cerebro humano, en realidad, está estructurado más como un cómic porque comprendemos antes el mundo que nos rodea al mapear información espacial y relacional en nuestros propios cuerpos, de la misma manera que lo hacemos cuando leemos cómics.
El lenguaje visual estructurado de los cómics ofrece pistas perceptibles y confiables sobre qué información es importante y relevante.
A los niños con trastorno del espectro autista les cuesta relacionarse con los sentimientos y las necesidades de los demás porque no captan precisamente las señales visuales emocionales. Por esta razón, leer cómics no solo podría mejorar su comprensión lectora, sino también su comunicación social e interpersonal. Las expresiones faciales y las señales visuales sólidas que componen el lenguaje ayudan a entrenar al cerebro a reconocer cuándo y cómo utilizar esas mismas vías de empatía. La mente humana está entrenada para reconocer e interpretar imágenes. Leer cómics podría ser un camino muy válido tanto para conocer más al otro como para adentrarse más fácilmente en la lectura de un texto.
Fuente: Quartz.
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