Según una encuesta, los videojuegos pueden mejorar las habilidades lectoras de niños y jóvenes.
Este sondeo ha sido realizado por Penguin Random House, el National Literacy Trust y la Asociación de Entretenimiento Interactivo del Reino Unido. Además de favorecer la alfabetización, los videojuegos también pueden favorecer el acercamiento a la lectura de los más reacios.
En la encuesta han participado 4.626 jóvenes británicos de 11 a 16 años. Según sus resultados, el 79% de los videojugadores leen materiales relacionados con los juegos, incluidos los textos que incorporan los juegos (40%), así como reseñas y blogs (31%), libros (22%) y fan-fiction (19%) sobre juegos. Además, el 35% cree que jugar a videojuegos los convierte en mejores lectores.
Es importante señalar que estos beneficios son más significativos en los niños y jóvenes más reacios a la lectura. Así, el 73% de los jóvenes que no disfrutan de la lectura afirma que jugar a videojuegos ayuda a “sentirse más parte de una historia” que la lectura de un libro. Al tiempo que jugar los acerca a la lectura, tal y como se ha comentado. Especialmente a los niños, mucho más videojugadores que las niñas (96% versus 65%).
También se ha demostrado que fomentan la creatividad a través de la escritura.
El 63% de los encuestados se ha visto motivado en la escritura de textos: guiones y consejos para jugadores, fan-fiction, etc. La encuesta también encontró que el 58% de los encuestados manifiesta interés por diseñar videojuegos. Y al 31% le gustaría tener la oportunidad de hacerlo en la escuela.
Más allá de todo lo vinculado con la alfabetización, la experiencia compartida de jugar a juegos online fomenta la “comunicación positiva” con amigos y familiares. Y crea conexiones sociales “en la vida real”. Tres cuartas partes de los encuestados afirma que habla sobre juegos con sus compañeros, amigos, familiares. En el caso de las conversaciones sobre libros, el porcentaje se sitúa en el 29%.
Por otra parte, madres y padres de los encuestados han señalado que los videojuegos han favorecidos el bienestar mental de sus hijos durante el confinamiento. Y les han ayudado a lidiar con el estrés que ha provocado la crisis del COVID-19.
Fuente: Literacy Trust.
