Según los expertos, la práctica de la meditación puede impactar de forma muy positiva en el desarrollo intelectual de los niños.
Hoy en día son muchas las personas que trabajan la respiración, la concentración, el pensamiento. El objetivo: eliminar es estrés, la ansiedad, el ruido mental. Numerosos estudios avalan que este tipo de prácticas tienen muchos beneficios tanto a nivel emocional como físico. Pero, ¿y en los niños? Según los expertos, la práctica de la meditación puede impactar de forma muy positiva en su desarrollo intelectual.
Así lo confirma un nuevo estudio de los efectos de la meditación en los niños publicado en la revista científica Mindfulness in Behavioral Health. Sus resultados muestran que esta práctica puede mejorar el rendimiento de su cerebro y optimizar los resultados académicos. La investigación ha sido realizada por las psicólogas Kristen E. Lyons y Jennifer DeLange, de la Universidad de Denver.
Los ejercicios de meditación mejoran la confianza en uno mismo, la autoestima y la capacidad de concentración. Y tienen un mayor impacto positivo cuando el cerebro está es sus primeras etapas de desarrollo. Si bien puede resultar atrevido afirmar que la práctica de la meditación es garantía de éxito académico. Bien es cierto que ayuda a interiorizar la importancia de los momentos de atención y los momentos de extensión. Algo que aplicado a las rutinas de estudio puede tener unos resultados muy positivos.
Cada vez hay más colegios que incorporan el mindfulness dentro del horario escolar. A pesar de que no es una práctica aún muy extendida en España, actualmente son más de 200 colegios los que la tienen incluida en sus programas. Como todavía queda mucho por avanzar en este sentido, compartimos a continuación tres técnicas sencillas para ayudar a los niños a aquietar su mente.
Tres técnicas sencillas para enseñar a los niños a aquietar su mente.
- La contemplación del mar o del río, de un atardecer… Practícala con los pequeños. Puedes jugar a ver quién aguanta más tiempo sin moverse, sin hablar… Y luego hablar sobre lo observado. Al principio será difícil mantener su atención pero, por a poco, empezarán a apreciar la experiencia y disfrutar de sus efectos relajantes.
- La respiración consciente. Respirar de forma consciente, atentos a la inhalación y exhalación, durante unos minutos también permite aquietar los pensamientos y las preocupaciones. También puedes empezar practicándola de forma lúdica con los pequeños, contando los tiempos e intentando alargarlos poco a poco.
- La observación consciente de un objeto, de una persona…: su tamaño, su forma, su color… Puedes jugar a hacer preguntas tras unos segundos de observación, aumentando progresivamente el nivel de dificultad para que se vean obligados a mirar con más detenimiento para poder responderlas.
Y como complemento, compartirmos este post con 37 métodos para relajarse a través del arte.