Los efectos de la lectura han sido ampliamente abordados. Desde puntos de vista personales, más subjetivos, pero también desde perspectivas científicas. La lectura expande nuestra imaginación, motiva nuestra creatividad… nos proporciona herramientas para desenvolvernos de forma eficaz en el día a día, enriquece nuestra experiencia vital trasladándonos a tiempos y lugares pasados y futuros, lejanos o más próximos… y así un largo etcétera.
Hoy nos hacemos eco de un estudio llevado a cabo por Gregory S. Berns, Kristina Blaine, Michael J. Prietula y Brandon E. Pye, de la Universidad de Emory, Atlanta, Georgia, que muestra los efectos de la lectura de una novela en la conectividad del cerebro a corto y largo plazo y sus implicaciones; y que va un paso más allá que otras investigaciones previas basadas en la lectura de narraciones cortas. Para su desarrollo, los autores realizaron estudios de imagen por resonancia magnética funcional a lectores, que les permitieron determinar las redes neuronales que se activan con la lectura de una novela.
La obra seleccionada (de forma aleatoria) fue Pompeya, de Robert Harris; y los participantes, estudiantes de la Universidad de Emory. La investigación duró diecinueve días. Durante los primeros cinco días se realizaron pruebas de resonancia magnética a los participantes con el cerebro en estado de reposo. Tras esta primera fase, los siguientes nueve días los participantes leyeron una novena parte de la novela cada noche (treinta páginas), y a la mañana siguiente, tras comprobar que habían efectuado la lectura, los investigadores les hicieron un escaneo del cerebro en estado de reposo. Los últimos cinco días volvieron a realizar escaneos cerebrales en estado de reposo a los participantes.
Las pruebas mostraron que la conectividad de la corteza del lóbulo temporal izquierdo, vinculada a la receptividad del lenguaje, y del surco central del cerebro, parte donde las neuronas representan sensaciones del cuerpo, se intensificaba con la lectura; es decir, las sensaciones físicas motivadas por el estímulo de la trama narrativa producen cambios neuronales que persisten varios días después de la lectura. Este estudio plantea una serie de limitaciones temporales, pero deja abierta la puerta a varias preguntas: ¿cuánto tiempo pueden persistir los cambios neuronales provocados por la lectura?, ¿son estos más intensos o más duraderos cuando se trata de nuestras obras favoritas?… ¿Qué os parece?
Los resultados han sido publicados en Brain Conectivity, podéis acceder a ellos a través de este enlace.