Según un estudio del Instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia, el proceso cerebral que hace que los adolescentes sean imprudentes también les puede ayudar en su aprendizaje.
Es una afirmación que puede sorprender. Pero según el citado estudio, el proceso cerebral que mueve a los jóvenes a ser imprudentes y más susceptible a comportamientos adictivos que los adultos puede ayudarles a aprender mejor que estos últimos.
La razón parece estar en el hecho de que los adolescentes son especialmente sensibles a las señales de recompensa. Señales que se disparan a través del cerebro con los logros: obtener la aprobación de amigos, ganar una partida de videojuego o, incluso, tomar drogas. La persecución de esta sensación los hace dedicar horas a realizar búsquedas en torno a sus gustos en la Red. Pero también puede ayudarlos a la adquisición de nuevos conocimientos.
En el marco de esta investigación, participaron, por una parte, un pequeño grupo de adolescentes de 13 a 17 años de edad. Y, por otra, un grupo de adultos de 20 a 30. A ambos les invitaron a realizar dos pruebas de memoria diferentes. Pues bien, los adolescentes superaron a los adultos en ambas pruebas. Además, usaron, según los resultados de IRMf, el hipocampo, una parte del cerebro que desempeña funciones importantes en la memoria. En contraposición a los adultos, que no lo hicieron. Un descubrimiento muy novedoso.
¿Es el cerebro adolescente una versión inmadura del cerebro adulto?
Los científicos piensan desde hace tiempo que no es así. Que el cerebro adolescente está específicamente preparado para recibir información nueva. Pero hasta ahora no contaban con muchas pruebas. Ahora, gracias a este estudio, tienen una pequeña muestra de que el aprendizaje de los adolescentes es diferente del de los adultos. Y de que, en algunas circunstancias, es potencialmente superior, porque asimilan mejor las reglas de la probabilidad.
Es más, los adolescentes no sólo aprendieron mejor que los adultos, también aprendieron más información. De hecho, se observó una conexión entre el aumento de la actividad en el hipocampo y el aumento de la actividad en el núcleo estriado, que está conformado por neuronas que detienen sus descargas brevemente en respuesta a estímulos cargados emocionalmente y eventos relacionados con recompensa. Por tanto, parece que la sensación de recompensa en el contexto de las pruebas los ayudó a codificar más información.
Estos datos podrían tener algunas implicaciones bastante interesantes para la educación. Recompensar a los adolescentes por sus logros podría ser muy eficaz para ayudarlos en su proceso de aprendizaje. Mucho más que castigarlos por sus fallos.
Fuente: The Verge.