La programación es la asignatura de moda. Compartimos algunas propuestas que pueden ayudar a aprender a programar en las primeras edades.
Cada día resulta más difícil hincarle el diente al aprendizaje de la programación. Y no precisamente por falta de herramientas sino todo lo contrario, porque ha habido tal profusión de webs, apps, robots… creados para enseñar a programar que es fácil no saber cuál escoger.
A continuación, compartimos con vosotros algunas propuestas para los más pequeños (a partir de 3 años) que nos han perecido de especial interés por si alguno quiere aprovechar estas vacaciones a probar un bocado. Y es que, independientemente de que la programación vaya a ser imprescindible o no en un futuro inmediato, se trata de una herramienta que puede fomentar la creatividad a unos niveles extraordinarios.
Una propuesta que ya hemos comentado en este espacio es Cubetto, un juego de piezas que se colocan en un tablero de madera que forma un recorrido. El tablero permite dar instrucciones a una caja con ruedas que se mueve con su propio motor; y las piezas son los comandos. El juego enseña a los pequeños que dependiendo del tipo de pieza que coloquen, y del orden en el que estas se queden, así se moverá el vehículo. Una forma de enseñar a programar a los niños de forma sencilla y lúdica, evitando el uso de pantallas.
Herramientas recomendables son también Bee-Bot, Blue-Bot y Pro-Bot, tres simpáticos robots concebidos para que los niños y niñas a partir de tres años den sus primeros pasos con la programación. Una experiencia de aprendizaje que engloba aspectos como la secuenciación, la lateralidad y la noción espacial, la curiosidad y la creatividad. Bee-Bot es un robot educativo con forma de abeja muy sencillo de programar; Blue-Bot permite ampliar la experiencia a través de la programación en remoto; y Pro-Bot, por su parte, recupera el lenguaje LOGO más puro, y es el eslabón perfecto para dar un salto más allá.
En la misma línea se sitúa Code-a-Pillar, una oruga mecánica formada por varios segmentos, cada uno de los cuales tiene un color y unas funciones específicos. De esta manera, los niños tendrán que colocar estos segmentos en el orden que quieran para que el juguete se empiece a mover de una u otra manera.
Tal y como avanzábamos, todas ellas son propuestas para comenzar a practicar esta habilidad desde edades tempranas. Una opción más para este largo verano al que hoy mismo damos la bienvenida.