Una pequeña llamada de atención sobre la necesidad de nuevas fórmulas para promocionar y trabajar la lectura entre el público infantil y juvenil en la actualidad.
Así es, se necesitan nuevas fórmulas para promocionar y trabajar la lectura hoy.
«El 64 % de los internautas prefiere los libros impresos frente a los electrónicos«, EcoDiario.es, 19/10/2017.
Cada vez que leo un titular de este tipo a propósito de un estudio, siento cierto agotamiento antes si quiera de leer el artículo. También me pasa cuando veo cómo algunos medios se hacen eco de los resultados de estudios académicos sobre la lectura en papel frente a la lectura digital como:
«Textos impresos son más comprendidos que los digitales«, teleSUR, 17/10/2017.
Con esto no quiero decir que muchas encuestas e informes no arrojen una serie de resultados que favorezcan, desde una determinada perspectiva, a la lectura en papel. Pero, ¿no es todavía un obviedad si tenemos presente el concepto de lectura que impera? ¿Cuánto tiempo lleva la lectura digital en nuestras vidas? ¿qué promoción y trabajo se ha hecho, se está haciendo con la lectura digital? Cada vez veo más imperiosa la necesidad de nuevas fórmulas para promocionar y trabajar la lectura en términos generales.
Me gustaría, honestamente, saber si en los protocolos de obtención de datos de estas encuestas e informes se pregunta a los participantes sobre su concepto de lectura. Porque me choca bastante que consideren lectura el consumo de contenidos que hacen en sus dispositivos móviles. No creo que si lo hicieran fuesen a contestar que no leen en digital. En muchos casos, ni siquiera que prefieren el papel. Y también cuando se identifican los problemas de compresión (que, por cierto, también existen en papel).
¿Tiene sentido seguir planteando el futuro de la lectura desde una pugna continua de soportes? ¿No es hora de mirar más allá y de analizar en mayor profundidad los cambios que se están produciendo en los modos y maneras de leer?
El problema que veo es que muchos no parece que tengan intención de querer salir de este círculo vicioso. Y lo que provoca esta actitud es que se aleje la mirada del verdadero reto: formar lectores competentes. Lectores que conocen y se mueven entre todo tipo de textos, acostumbrados a leer en distintos formatos, avezados en surcar diferentes vías y canales, preparados para saltar de uno a otro cuando la lectura lo precise. Lectores capaces de descifrar todo tipo de códigos, de comprender los mensajes que transmiten, de enjuiciarlos y ser críticos con ellos.
Ya lo hemos comentado, las transformaciones que experimenta la lectura afectan tanto al formato impreso como al digital. Y estos cambios no solamente tienen que ver con el soporte de los materiales de lectura. También inciden en ellos otros factores ligados directamente a los lectores y al contexto general en el que viven. Así, la solución no está en destacar de forma reiterada los conflictos. Si no que pasa por mostrar un mayor interés por conocer los cambios. Y por establecer relaciones entre el presente y el pasado. El objetivo no es otro que entender y estar mejor preparados para afrontar los nuevos caminos abiertos.
Afortunadamente, a la par que leemos este tipo de titulares, nos llegan noticias alentadoras. Noticias sobre la puesta en marcha de nuevas fórmulas para promocionar y trabajar la lectura. Así, hace unos días veíamos cómo las apps se abrían camino en los entornos escolares. Y estos días hemos conocido varias propuestas que evidencian cómo muchos ya están trabajando en un línea diferente.
Algunas nuevas iniciativas para promocionar y trabajar la lectura entre el público infantil y juvenil, hoy.
Por ejemplo, Ta-tum, una plataforma de lectura gamificada para fomentar la lectura en Primaria y Secundaria. La iniciativa ha sido puesta en marcha por el servicio integral de lectura de Edelvives. En el marco del proyecto se invita a los estudiantes a convertirse en detectives y resolver un misterios y enigmas que requieren de su implicación activa. La plataforma incluye una variada selección de lecturas en torno a diferentes temas, valores, materias … Y los mediadores pueden modificar y ampliar con sus propuestas nuevos desafíos que permitan a sus alumnos obtener recompensas y premios.
Otro ejemplo de interés es Fiction Express. Una nueva plataforma de aprendizaje y de lectura en inglés. La iniciativa ha sido puesta en marcha en Reino Unido por la empresa española Boolino. Su objetivo es mejorar los hábitos de lectura de los estudiantes en Primaria. Y constituye en modelo de lectura innovador basado en la cocreación de historias entre autores profesionales y sus lectores.
Y seguro veremos más iniciativas en esta línea para ayudar a formar lectores del siglo XXI.
«Es fundamental, para no caer atrapados en la red y convertirnos en ciudadanos fácilmente manipulables, promover en las escuelas una pedagogía que favorezca la adquisición de sólidas competencias informacionales en el uso de las nuevas tecnologías.» Laura Calosci.
Hola, me parece muy interesante el artículo y las iniciativas de nuevas formas de leer que menciona. Preguntar a quién lee, suele dar buenos resultados.
Quería añadir mi granito de arena a este tema: Ilión, la novela histórica juvenil sobre enigmas del pasado. Está pensada como lectura o para impartir las ciencias sociales de 1r ESO desde el placer de leer y la pasión por la Prehistoria y la Edad Antigua. Aquí les dejo el blog que acompaña mi propuesta: https://historiailion.wordpress.com/
Un saludo y nos seguimos leyendo
Cristina Górriz de la Cal
¡Que la historia de Ilión os acompañe!
Gracias por tu interés y por tu aportación, Cristina 🙂