Tras probar ChatGPT, revisamos algunos de los pros y contras de este tipo de desarrollos en contextos educativos y culturales.
En los últimos meses, millones de usuarios y usuarias han puesto a prueba el potencial de ChatGPT. De hecho, nosotros lo entrevistamos recientemente para conocer sus ideas sobre lectura y literatura infantil y juvenil. La experiencia fue, sin duda, curiosa. El uso de este tipo de desarrollos tiene, por supuesto, ventajas. Pero también tiene sus inconvenientes. En todo caso, requiere del desarrollo de habilidades específicas para su uso y de conocimientos previos sobre los textos que se quieran crear. Hoy revisamos sus pros y sus contras en contextos educativos y culturales.
Para empezar, ChatGPT responde bien a preguntas de definición y uso de conceptos básicos generales. También ofrece ejemplos. Pero si las preguntas se refieren a conceptos complejos, aunque ofrece respuestas bien escritas, éstas no resultan aclaratorias y, en algunos pasos, son erróneas. ChatGPT tampoco ha sido creado para resolver problemas. Además, aunque pueda resultar sorprendente, comete errores de cálculo. Por ello, no es fiable como fuente de información. Pero sí puede ser un buen asistente virtual.
Ante esta nueva realidad, necesariamente habremos de promover el diseño de procesos y el desarrollo de capacidades para colaborar con este tipo de IAs. Tanto en el ámbito de la educación formal, como en el ámbito de la educación no formal, habremos de diseñar nuevas estrategias y actividades para obtener contenidos de calidad e ideas innovadoras. Para empezar, a ser más críticos con lo que la herramienta les responda. Serán cuestiones que habrá de trabajar en relación con la alfabetización mediática e informaciones de niños y jóvenes. Tanto en las acciones que se desarrollan en centros educativos, como las que tienen lugar en espacios como las bibliotecas, los museos, etc.
¿Qué opináis de estos nuevos retos? Estaremos encantados de recibir vuestros comentarios.
Imagen de Focal Foto en Flickr.